Sí que hay relatos de passio claramente exagerados, sobre todo aquellos donde la tortura no surte efecto, los Santos son salvados por ángeles y tonterías por el estilo. Éste es un ejemplo, el de los mártires de Lyon, en que vemos que lo demás no son sino paparruchas. Las torturas eran terribles, dolorosas, deformantes -se nos habla de Atalo, retorcido y quemado, que ni forma de hombre tenía ya-, y nadie vino a salvarlos, sino que consumaron el tránsito con dolor y sangre. Así es la vida real, por desgracia, y lo sigue siendo. Recemos y luchemos también por los perseguidos de hoy.
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